Llama poderosamente mi atención
el hecho que muchas veces cuando le menciono a un coachee en la sesión de
coaching, si tiene claro cuáles son los derechos asertivos, que aun no estando
escritos, ni ser Ley, son la base fundamental de toda relación consigo mismo y
con los demás, en muchos casos recibo un no como respuesta, motivo por el cual
quise recogerlos en este artículo para su rápida revisión.
Los derechos asertivos fueron
recopilados por vez primera por Manuel J Smith en su libro “Cuando digo No, me
siento culpable”, allí el autor señala que toda persona tiene derecho a ser
quien es y a expresar lo que piensa y siente, respetando a su vez los derechos
de los demás.
Es importante señalar que por
el sólo hecho de ser la persona que eres, eres acreedor de éstos derechos y es
menester hacerlos valer delante de cualquier otra persona, sea quien fuera, tu
madre, tu pareja, tus hijos, tus amigos.
Tus derechos asertivos:
Tengo derecho a ser tratado
con respeto y dignidad. De no recibir este trato tengo
derecho a protestar por ello.
Tengo derecho a tener mis
propias necesidades, establecer mis prioridades y tomar mis propias decisiones.
Tengo derecho a experimentar y
expresar mis sentimientos.
Tengo derecho a tener mis
propias opiniones y creencias. Aunque lo que pienso sea
contario a lo que piense la mayoría.
Tengo derecho a cambiar de
parecer, de opinión o de actuación. Puede que hoy algo me parezca
y mañana me parezca hacer, decir o pensar otra cosa.
Tengo derecho a juzgar mi
comportamiento. El único juez de mi vida soy yo, nosotros permitimos los juicios de los demás.
Yo decido si mi conducta es correcta o incorrecta, teniendo consideración hacia
los demás. La otra persona tiene derecho a ser su propio juez.
Tengo derecho a cometer
errores y hacerme responsable de ello. Incluso puedo
reconocerlo y decir a la otra persona. “Sé que cometí un error. En lo sucesivo
voy a tener más cuidado”. Los errores son oportunidades de aprendizaje y no tengo
que avaluarme por una actuación determinada.
Tengo derecho a no dar razones
ni justificar mi comportamiento. No tengo que dar explicaciones
de ninguna forma. Yo decido a quien le doy explicaciones y a quien no. No tengo
por qué dar excusas.
Tengo derecho a expresar
críticas. Y a protestar por un trato injusto.
Tengo derecho a tomar
decisiones ajenas a la lógica. Lo único que no tiene lógica
en esta vida es estar haciendo cosas que no quiero hacer.
Tengo derecho a decir “No” y
no sentir culpa.
Tengo derecho a decir “No sé”.
Tengo derecho a ser
independiente de la buena voluntad de lo demás. No
puedo invadir el espacio de los demás, los demás tienen también ese derecho.
Tengo derecho a decir “No lo
entiendo”.
Tengo derecho a decir “No me
importa”. Ante la exigencia de otras personas de que
debes tener 10 en todo: la mejor amiga, la mejor esposa, la mejor hija, el
mejor negocio, es decir, tienes derecho a no tener 10 en todo.
Tengo derecho a intentar
cambiar lo que no me satisface.
Tengo derecho a ignorar los
consejos de los demás.
Tengo derecho a no
responsabilizarme por los problemas de los demás.
Tengo derecho a no anticiparme
a los deseos y necesidades de los demás y a no tener que intuirlos.
Tengo derecho a decidir qué
hacer con mi cuerpo, tiempo y propiedad.
Tengo derecho a hacer menos de
lo que soy capaz de hacer. No tengo qué tratar de ser un
ser perfecto en todo.
Tengo derecho a pedir lo que
quiero. Y aceptar un no como respuesta.
Tengo derecho a detenerme y
pensar antes de actuar.
Tengo derecho a recibir el reconcomiendo
por un trabajo bien hecho. Incluso a reconocer mis propios méritos.
Tengo derecho a estar solo.
Tengo derecho a mi descanso, a
gozar a disfrutar.
Tengo derecho a ser
independiente.
Si
quieres ser una persona que se relaciona y comunica de una manera asertiva,
respeta y ejerce tus derechos asertivos sin olvidar que las demás personas
tienen los mismos derechos.